LAS GRANDES OBRAS LAS SUEÑAN LOS GENIOS, las realizan los intrépidos, las disfruta la gente sencilla y las critican los inútiles.
Es un proverbio popular que yo escuché al señor Modesto.
El señor Modesto vivía en la calle Larga, muy cerca de la casa de mis padres. Era tío carnal de mi madre, y yo siempre lo traté con " un gran respeto ", tanto a él como a su esposa la señora Fermina.
Era un hombre que me enseñó muchas cosas que, poco a poco, iré contando, pues había tratado con ingenieros y maestros de obras cuando trabajó en las carreteras y en el Santuario de la Peña de Francia.
El título del artículo de hoy es suyo, aunque él lo hacía más corto y cambiaba algunas palabras: " Las grandes obras las piensan los sabios, las realizan los valientes y las disfruta la gente sencilla." Así lo había escuchado a un ingeniero de carreteras al que él llamaba don Eugenio.
Según me explicaba había que ser muy valiente para levantar un puente sobre el río Cerezo a la Pedragosa, con piedras de cantería, subidas a lo alto con una polea, o sobre el río de Las Dos Cerrás, " porque trabajábamos todos los días, lloviera o nevara, hiciera frío o hiciera sol y trajera mucha agua o poca el río."
Una pena que en muchas de esas obras no esté grabado en la piedra el nombre del sabio que la pensó y del valiente que la realizó para que las gentes sencillas que ayer y hoy y mañana pasen por ella, los recuerde.
Foto google.com
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