miércoles, 9 de marzo de 2022

 LOS CALCETINES DE LANA





Durante todo el año mis calcetines eran de lana.

En invierno porque hacía frío y en verano porque tenía que ir a las tierras , a los linares o a los huertos, mis calcetines eran siempre de lana.

La lana provenía de las ovejas, blancas y negras, que se criaban desde corderas, en muchas de las casas de Cereceda.

Una vez realizados todos los pasos necesarios para convertir el " abrigo " de las ovejas en un ovillo de lana, mi madre preparaba sus agujas - recuerdo que tenía 8 - 10 de varios colores, para hacer los calcetines.

Su trabajo favorito era sentada en la silla chica, al lado izquierdo de la lumbre en las noches de invierno, tras la cena y el fregado de las cucharas y de la fuente en la que habíamos cenado las patatas esbaratás.

Los gatos se tumbaban en la lancha de la lumbre, acurrucados encima de sus zapatillas, y ella iba manejando con la soltura de un trabajo aprendido de niña, para que el calcetín fuera subiendo poco a poco como si fuera una torre.

Cuando le parecía bien exigía que me probara el calcetín, antes de decir en voz alta " ya está hecha la pierna, ahora me toca el carcañal."

Mi madre nunca decía la palabra talón. Para ella era el carcañal.

En la cocina de mi casa, la taberna de Cándido, estaba la radio pero faltaba el reloj, Mi madre trabajaba en el calcetín hasta que le " entraba sueño " o hasta que acababa el trabajo.

A la mañana siguiente se levantaba cuando la lumbre estaba en su apogeo para hacer el desayuno y prepararnos - a mi hermano y a mí - para ir a la escuela.

Hacer la lumbre, echar a las vacas, a las cabras y ordeñarlas, o atender a los chivos y a los corderos, era trabajo de mi padre. 

Las mujeres en Cereceda se acostaban " mucho más tarde que el marido y los hijos " y se levantaban " mucho después."

Las abuelas hacían calcetines " al sol y a la brigá " , con el pañuelo negro a la cabeza. con unas agujas muy gordas mientras " veían pasar la gente, el ganado y los días."

Hoy, si te sientas a la puerta al sol, " no ves pasar ni gente, ni ganado, y yo creo, que no pasan ni los días ", me dicen los mis amigos de Cereceda.


Foto  pinterest.es


NOTA . -  Es posible que el " gato " enfadado, hoy de nuevo se enfade por publicar tres artículos, pero le había prometido a una señora " gata " decir " cosas " de la diócesis de Salamanca. Ayer las preparé y hoy las he publicado.

El artículo de " Los calcetines de lana " es mi pequeño homenaje a todas las mujeres jóvenes que vivían en Cereceda al terminar la guerra y se pasaban una parte de la noche haciendo calcetines, con especial cariño a mi madre, pues por el día " no tenían tiempo ", y a todas las " abuelas " que aprovechaban cualquier rayo de sol para hacerlos en una  " brigá."

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