CABRITO DE MARZO y cordero de enero.
Yo soy más del cabrito que del cordero.
Seguramente porque en mi casa siempre hubo cabras y muy tardíamente llegaron las ovejas. En Cereceda había muchas familias que tenían cabras. Casi todas. Era mucho más reducido el número de vecinos que tenían ovejas.
Las cabras eran una necesidad familiar para tener la leche del desayuno. En un pueblo en el que había muchas criaturas menudas - en los 50 y 60 - se necesitaba la leche, aunque el número de cabras por familia era reducido. Cinco cabras, decía mi padre que era un número suficiente para tener leche durante la mayor parte del año.
Las ovejas eran más " cosa de tradición ".
Algunas familias nunca tuvieron ovejas desde que yo las recuerdo. Mi abuela Fausta tenía cabras, a veces hasta siete, pero en sus corrales jamás conocí ovejas. Y como ella muchas familias.
La " cabriá " juntaba unas quinientas cabras para todo el pueblo. Siempre hubo una sola " cabriá " al cuidado de un cabrero.
Las ovejas estaban divididas en dos rebaños con un pastor cada uno y los rebaños eran de trescientas ovejas, por lo menos.
El dicho de situar el cabrito en un mes y el cordero en otro lo escuché muchas veces en la taberna, y siempre me pregunté la razón de dejar a febrero sin " hijos ".
Fotos google.com
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