LA VENTANA ES SUYA
Algunos seguidores del blog me preguntan de qué casa o de que sobrao es la ventana a la que el blog ha dedicado dos artículos: " ¿ Quién es el dueño o la dueña ?."
Aquí tienen la respuesta en la foto.
La ventana del sobrao siempre ha sido de la familia gatuna.
El ganado canino de la casa nunca se asomaba a la ventana. Era difícil subir a ella para ese ganado porque esas ventanas estaban a una altura prudencial. Siempre por encima del metro.
Un gato asomado a esa ventana tomando el sol del atardecer en el invierno era un buen presagio. Anunciaba un día soleado al día siguiente. Frío o muy frío al amanecer pero " luego sale el sol y hasta que se vaya se puede estar en la calle, sentadas al sol en alguna brigá ", decían las " gatas ".
El gato las miraba suspirando por la hora en la que la dueña regresara a la cocina.
Si la dueña abandonaba la brigá y encendía la lumbre de la cocina, seguro que algo caería para llenar su panza. Los gatos no tienen estómago, tienen panza, decía mi padre, cuando los veía comer la comida que mi madre les echaba en un plato viejo de porcelana. Además aprovecharían para coger algo de la comida de las gallinas, si no tenían miedo de recibir algún picotazo.
Mi madre nunca cerraba la ventana del sobrao. Mi padre la cerraba porque por allí se colaban la lluvia y la nieve cuando el viento cierzo la arrastraba sobre el tejado del corral de al lado.
La gata vigilaba desde allí a su cuadrilla de gatinos que maullaban para que la madre se bajase de la ventana, se tumbara sobre las tablas del sobrao y les " diera de mamar."
Así iba cayendo la tarde en los fríos días del invierno con un rato de sol antes y después del mediodía , y la gente menuda corríamos a casa cuando salíamos de la escuela a las cinco de la tarde en busca de la merienda.
Foto pinterest.es
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