BARRUNTAR AGUA
Era un don especial que tenían algunas personas y algunos animales en la Cereceda de mi niñez
Dice el tío Nicandrio que le duele mucho la " pata " derecha, y que eso es porque barrunta agua.
Mi padre decía : Hoy las ovejas no quieren salir del corral. Eso es porque barruntan agua o nieve.
Pero de quien más se fiaba mi padre era de " la burra que sabía latín ".
Esa burra barruntaba el agua dos o tres días antes de que llegara al pueblo: Sacaba la cabeza por el hueco de la puerta de arriba y aunque le dejaras la puerta de abajo abierta, se negaba a salir.
- Esta burra barrunta agua, decía mi padre.
Había algunas " gatas " que decían que las sus gallinas barruntaban agua y se metían mucho rato en el nidal, como si ahí estuvieran protegidas.
El cabrero y el pastor debían vigilar las señales que les hacían barruntar agua para determinar la zona del pueblo en la que estarían con las cabras o con las ovejas al día siguiente o en los próximos días.
Yo confiaba en la gata Rabona cuando anunciaba al amanecer la llegada de la nieve con sus lamentos y me animaban a dormir un rato más, pero nunca servía de aviso para tener " día sin escuela ", porque don Lamberto, " con nieve hasta la rodilla " aparecía por el puente de la Pedragosa con su cayá, su gorra y su abrigo.
Barruntar agua era un privilegio que personas y animales de Cereceda tenían desde su más tierna infancia.
Foto pinterest.es
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