LIBRO CERRADO, NO SACA LETRADO
Ese refrán se lo escuché muchas veces a mi padre, aunque él lo aplicaba a multitud de ocasiones de la vida y no solamente a las referencias a los letrados.
Para mi padre los letrados - aunque él siempre decía abogados - eran las personas más sabias del mundo porque " se saben las leyes de memoria y las aplican según les convenga para ganar los juicios ".
Durante unos años fué concejal del ayuntamiento en la época que el alcalde de Cereceda era don Ricardo el veterinario.
El ayuntamiento - formado por cinco vecinos - estaba presidido por el veterinario y los concejales eran Pedro el catalán, Tito el tabernero, Cándido el posadero y un jovencísimo Argi, que muchos años más tarde sería Alcalde y, hasta hace poco tiempo, juez de paz.
Una vez que acompañó al alcalde a la capital fueron a visitar a un abogado, y recuerdo que me preguntó " la habitación tenía las paredes llenas de libros gordos ¿ Todos se los ha leído el abogado ?. "
Yo le respondí que en un bufete de abogados trabajan muchas personas y - digo yo - que se repartirán los libros a la hora de leerlos.
Años después vió en mi casa tomos de historia y enciclopedias y recordó la pregunta " ¿ te los has leído todos ? ".
- Yo los tengo para consultar nombres o fechas o datos que necesite en clase pero no me los he leído todos ni todas sus páginas, le respondí.
A mi padre, agricultor y ganadero de pueblo, la respuesta no lo convenció, y me recordó " Libro cerrado, no hace letrado ".
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