MARZO CON LLUVIAS buen año de alubias
Este refrán lo tenía muy en cuenta mi tío Horacio, mi padrino de bautismo y, como era tradición en
Cereceda, también mi padrino en la boda. Y llegó hasta ser el padrino de mi hijo. Así era la tradición en
el pueblo.
Mi tío era especialista en sembrar alubias, en zacharlas, en regarlas, en trillarlas y, tras recoger la
cosecha, en acudir las mañanas de los domingos a venderlas por las dehesas del Campo Charro.
Las sembraba en canteros con la azada chica. Ese era un oficio que a mí me gustaba porque yo fuí
siempre más agricultor que ganadero.
Él siempre decía que las lluvias de marzo empapaban la tierra para sembrar las alubias.
Un año que marzo fué muy lluvioso, sembró de alubias todos los huertos que mi abuela tenía en
Valcabrero. En el Valcabrero de arriba y en el Valcabrero de Abajo. ¡ Menudo cosechón de alubias !.
Las llevábamos en el carro a las Eras para alli prepararlas.
Él tenía sus clientas en dehesas y pueblos más allá de Tamames que lo esperaban cada año. Las alubias
hay que venderlas y cocerlas en el año. " Las alubias de un año para otro se vuelven tan duras que no
hay agua que las ablande y las cueza ", decía cada año.
En la burra llevábamos una romana vieja para pesarlas. Medio kilo, un kilo, dos kilos eran la medida de
venta.
A mi tío le gustaba redondear los precios. Entonces la moneda eran los reales y la peseta. Casi todas las
mujeres traían monedas y volvíamos al pueblo con un fardel de monedas al caer la tarde del domingo.
Era un paseo tras la burra a la ida y otro a la vuelta, siempre " a pie " porque alguna vez llegábamos
hasta Fuentes ( la Fuente de San Esteban ) y volvíamos a casa con un saco de cubierta para la siguiente
cosecha.
La comida era de merienda - pan, jamón, chorizo y queso - como le gustaba comer a Sancho Panza.
Así eran los domingos del tardío ( otoño ) para muchos " gatos " y su burra.
Foto google.com
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