FEBRERO Y MARZO
Un cabo de la Guardia civil que estuvo destinado en el cuartelillo de El Cabaco por los " años de los maquis " y luego pasó al cuartel de Sequeros fué un magnífico profesor para mí. Yo tenía siete u ocho años cuando comenzó a cenar, dormir y desayunar en la posada de mis padres.
La comida del mediodía la hacía en el cuartel o " comía de merienda."
Me contó en las heladoras noches de Febrero algunos cuentos, leyendas e historietas infantiles, pero también me enseñó poesías para aprender los partidos judiciales de todas las provincias de España.
Otras cosas que me enseñó fueron refranes de caza, de pesca, de agricultura, de ganadería, de fiestas, de
..
Hoy traigo al blog una conversación - tipo refrán - entre un ganadero y el mes de febrero .
Dice así :
- Adiós febrero mocho
con tus días ventiocho.
Tú te vas y yo me quedo
con mis becerros ocho.
- Calla, calla,
que con dos días que me faltan
y otros dos que me prestará mi compadre marzo,
tus ocho becerros
se te quedarán en cuatro.
El cabo Juan cambiaba los días que le faltaban a Febrero para acabarse según el día que contaba el refrán.
El final de febrero y los primeros días de marzo solían ser malos para el ganado y malos para el campo
por las lluvias abundantes, por las heladas o por el viento.
Cereceda es un pueblo con ventoleras, sobre todo las que llegan desde Portugal. Ese viento, que en verano era esperado para limpiar las parvas, en invierno traía mucho frío.
Recuerdo cómo soplaba y el ruido que metía en los pajares del heno y de la paja que solían tener espacios abiertos porque unas casas eran más bajas y otras más altas. Las paredes medianeras, abundantes en el casco urbano y llamadas " medianiles " sufrían mucho con este viento.
Foto google.com
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