domingo, 21 de marzo de 2021

LA ENCINA CENTENARIA DE LA PUENTE SAN MARTÍN




En Cereceda hay un “prao” con una encina centenaria y una enorme copa, con un tronco de más de 2 metros de circunferencia, es la encina de la Puente San Martín. Los más viejos del lugar siempre la han conocido allí.

Mi abuela “Toña”, compro el “prao” a la tía Emilia, que era la mujer del Sr. Aurelio, el tío “pájaro” y mi madre (Choni), ha heredado ese “prao”.

Desconozco su edad exacta, pero existe un método para calcular la edad de un árbol sin cortarlo, consiste en medir la circunferencia del tronco a una altura de unos 140 cm respecto al suelo (más o menos a la altura del pecho). Calcular el diámetro: dividir la circunferencia entre pi (3,1416). Multiplicar el diámetro obtenido por el factor de crecimiento medio de la especie del árbol y tendremos la edad del árbol. Por tanto esta encina tiene entre 139 y 186 años.

Curiosidad: el nº pi tiene su día internacional, es el 14 de marzo, una fecha para para celebrar la existencia de una constante matemática muy significativa. La fecha escogida es la más representativa del número 3/14.


Considerada árbol sagrado celta, símbolo de longevidad y solidez. La etimología de la palabra druida tiene su origen en la encina: deru (encina) wid (saber, conocimiento), con el significado de  "los que conocen la encina". Y si la encina era el árbol sagrado, el muérdago que crece sobre ella era la planta más importante, era considerada como la piedra filosofal ya que en el muérdago encontraban remedio para prácticamente todo, la utilizaban tanto en ritos mágicos como en medicina.


El muérdago es una planta semiparásita de tallos articulados, a simple vista parece una madeja de tallos en forma de pelota. Crece en las ramas de encinas, pinos y robles. Aparte de sus innegables virtudes para combatir la arteriosclerosis y la tensión arterial, se le atribuía el poder de proteger y curar de forma mágica. Hay leyendas que dicen que sus poderes mágicos provienen de ser creado como un elemento que no era del cielo ni de la tierra, ya que sus raíces no tocan nunca la tierra, pero tampoco se sostiene por sí mismo en el aire. De ahí la costumbre de recogerlo sin permitir que caiga al suelo, y de colgarlo del techo. Había que cortarlo, pidiendo permiso a la planta, cuando la luna tenía seis días, de un tajo, utilizando una hoz de oro y evitando que cayera al suelo.

La tradición popular cuenta que la encina es el único árbol que "cambia" tres veces de género a lo largo de su vida: “Hembra fue mi nacimiento y macho mi mocedad y por mi buena fortuna hembra me volví a quedar». Bellota, chaparro y encina.

Texto y fotos  Francisco Santos Macías, " gato ".


NOTA . - El blog Pataloso felicita el Año Nuevo con un almanaque de bolsillo que regala a todos los " gatos " y " gatas ".

Dios mediante, que decimos en Cereceda, la felicitación del año 2.022 será con la foto de esta encina.


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