jueves, 9 de diciembre de 2021

 VUELVEN CANTANDO TRAYENDO SUS GAVILLAS




Un " gato " , emigrante hace años,  me envía un correo para decirme : " el domingo estuve en la misa parroquial y escuché las palabras semillas y gavillas.  Por favor, Nacho, escribe en tu blog todo el texto."


Es un texto del Salmo 126.


Dice así :     

                         Los que sembraban con lágrimas,

                               cosechaban con cantares.

                        Al ir, iban llorando, llevando la semilla;

                        al volver, vuelven cantando, trayendo las gavillas.


En Cereceda estas palabras del salmo eran muy parecidas.

Cuando llegaba la sementera, muchos años había que comprar el trigo para sembrar, porque el nuestro " tenía granos de centeno."

Además había que comprar el mineral y la piedralipe. Antes le habíamos echado estiércol llevado con el carro hasta las tierras, tras pasar una temporada en los alrededores del teso en el muladar.

Todo eran gastos de dinero, que escaseaba, aunque muchas veces se pagaba el mineral tras recoger la cosecha.

No íbamos llorando, muchos años con niebla y frío, pero sí íbamos con ilusión y preocupados porque tirábamos el trigo en el suelo y " sólo Dios sabe lo que cogeremos " decían las " gatas ".




Al volver de las tierras, llegado el verano, siempre volvíamos contentos, algunos años cantando porque las espigas eran muchas y estaban " a reventar " de granos gordos.

No importaba madrugar para acarrear si ese año las suertes de Valdecarros, había que volver con los carros " dando la vuelta por el Cabaco," iban a dar " el ciento por uno ". 

" Mucha paja y mucho grano ", decían los " gatos " viejos del pueblo. Y añadían " ya se sabe que nunca por mucho trigo fué mal año."

Nuestros carros traían haces de varias gavillas, colocados en nuevos estacones de robles de la dehesa en carros preparados para acarrear con " baluartes " que eran inútiles para algunas tierras por el mal camino que había,  pero, sobre todo, traían alegría y tranquilidad para el invierno con los costales llenos de harina para " masar ", porque la preocupación del invierno y la primavera, y el miedo a las tormentas del verano se habían convertido en un " muelo " hermoso y en sacos repletos de trigo en las eras.

Así era la vida del labrador en tus años de vida en Cereceda.

Un saludo y ...   ¡ A mandar !.


Foto  lagacetadesalamanca.es y abc.es   ( google.com )


















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