jueves, 23 de diciembre de 2021

 LA SILLA OCUPADA




A las " gatas " les gustaba sacar dos sillas " bajas " a la puerta de su casa. Destacaba el domingo por la tarde. 

Tras fregar los cacharros de la cocina y colocar en un viejo plato de barro los restos de la comida para que las sus gallinas los aprovechasen, se sentaba en una silla baja de las que usaba en la cocina, al sol o a la sombra, según la época del año, a la puerta de la su casa.

Siempre sacaba dos sillas.

Una era para ella, y ¿ la otra ?.

Así había una preparada a la espera de que el su marido, acabada la partida en la taberna, regresara a la su casa.

Si estaba viuda, esperaba la visita de alguna amiga viuda que venía a pasar la tarde con ella.

Allí, sentadas en dos sillas bajas, se contaban las sus penas, la su soledad, las cartas de la semana que llegaban de otros lugares de España, y algunas, más espaciadas en el tiempo, de la su hija que había tenido que irse al extranjero.

- Aquí veo pasar las horas, marcadas por la sombra de la mi casa que cada vez se aleja más de mí, o el ir y venir de muchachos y muchachas  que se mueven calle abajo camino de la plaza o del juego pelota. A mí no me gusta sacar la costura a la mi puerta. Hoy es domingo y hay que descansar.

Así eran las tardes de domingo para algunas " gatas " en Cereceda hace casi un siglo.


Foto  pinterest.es


No hay comentarios:

Publicar un comentario