PA BAJAR A LOS HUERTOS EL RÍO ( para bajar a los huertos del río )
En Cereceda existían algunas zonas de huertos en los alrededores del pueblo a los que se acudía con un cesto o una cesta o un canasto, regalo de algún serrano, en los que " traer la cosecha ".
La cosecha siempre era corta porque esos huertos hacían un celemín o medio celemín.
En los alrededores de la Fuente Chica, en la zona de la Cuesta o en la Jacerita, los huertos se trabajaban siempre con la azada y, aunque alguna daba un saco de patatas, a la hora de sacarlas ya quedaban solamente algunos surcos del cantero. Los otros surcos " se iban sacando según hacían falta patatas para la cena ", decían las " gatas ".
Ya he escrito que en el camino La Nava, al abandonar la carretera para dirigirse a la casa de la tía Amparo, había a la derecha un huerto que, según tengo oído pertenecía a cuatro familias. Además en la parte de arriba había una pequeña poza para regar y en la que alguna vez vi a " señoras gatas " lavando ropa.
- Era tan pequeño que la separación entre una propiedad y la de al lado se hacía mediante una " lancha " colocada verticalmente y clavada en el suelo.
Esos huertines se trabajaban con la azada y había que tener cuidado al entrar a uno de ellos para no " pisar la cosecha del huerto de al lado ".
Al final de la calle Larga estaba la Poza en la que se almacenaba " el agua del común ". Entre la calle Larga y la carretera de Ciudad Rodrigo a Béjar había una colección de huertos.
- Mi madre los llamaba " canteros de Entrecalles " porque muchos eran tan estrechos como un cantero. En esos huertos se sembraban patatas, frejones, " verde para segar " y remolachas. Luego pasaron a ser huertos de tomates, lechugas, puerros y cebollas. ¡ Eran muy pequeñines, pero estaban al bocil de la Poza !.
Foto pinterest.es
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