LA GATA Y LA LAGARTIJA

Hay varios signos que indican que es una ventana de una casa vacía desde hace tiempo : desconchones en la pared, marco exterior de la ventana sin blanquear, la madera incolora, ...

Esa ventana " da " al huerto que rodea la casa.

Pero parece que la casa está deshabitada, aunque quedan todavía las cortinas de la ventana.

Los hierros de la reja, hechos en la fragua del pueblo, hace " tiempo " que nadie se ha molestado en pintarlos.

Cuando los veraneantes llegamos al pueblo el primero de los oficios que tenemos la obligación de hacer es pintar los " yerros  de las ventanas ".

Un viaje a Tamames a comprar un bote de kilo de pintura negra, una brocha y una botella de aguarrás.

- Que no se te olvide el aguarrás, o, como decía mi abuela Fausta, ponéis el piso de la ventana lleno de pintura y luego tengo yo que taparlo con los tiestos.

Un paseo por las calles del pueblo a media mañana y se pueden contar los pintores y grabar sus palabras de " queja ".

- Mi mujer, en cuanto llegamos al pueblo, ya está " dale que te pego ", con los " yerros " de las ventanas.

En esta ventana la persiana verde se ha ido cambiando de color con el paso de los meses y ahora " ya es de cualquier color menos verde " que decía una " gata " vieja sonriendo y hablando para ella sola. Lo hacía en voz alta " a ver si la dueña se entera y la cambia por una nueva ".

La dueña, que un día emigró al extranjero, nadie sabe cuándo volverá.

La cuerda se ha roto por el nudo, y el agua o la nieve o Dios sabe quién se han llevado el trozo que colgaba.

Ahora la ventana tiene una dueña a diario, la gata de la señora Juana que desde esa altura otea el horizonte por si cae algún pajarillo.

Hoy se ha atrevido a subir hasta allí una lagartija.

La gata la mira y no sabe qué hacer. Puede atacarla pero nunca se ha enfrentado a un animal de ese tipo, o mirarla y pedirle que se vaya a otra ventana.

Todas las ventanas de la casa son para una gata y alguna lagartija.

Foto pinterest.es