Este dicho era tan popular en Cereceda que yo recuerdo haberlo empleado un año en el que junto con otro dos mozos acudí a San Martín - San Martín del Castañar - a contratar la música para la fiesta de San Pablo.
Aquel día, por la mañana, habían acordado que iríamos a San Martín cinco o seis mozos, pero se fueron borrando a la hora de la comida. Quedamos solamente tres, y yo dije : " Menos perros, menos pulgas " con el significado de " más pronto llegaremos a un acuerdo con los músicos si en lugar de ir seis, vamos solamente tres ".
Mi abuela Fausta acostumbraba decir la frase en las limpias de las parvas y en las matanzas.
Una limpia de cualquier parva era un momento propicio para que acudieran " gatos " con el briendo al hombro y " gatas " con la escoba en la mano.
Una parva podía juntar a quince personas en cualquier momento.
La caída del sol anunciaba la marcha de personas que tenían que acudir a realizar sus trabajos.
Entonces mi abuela decía " menos perros, menos pulgas " y más claridad en la parva, estuviera a medio limpiar o con el muelo cogido en sacos.
En la mañana de la matanza, al amanecer acudían los " gatos " viejos para ayudar a matar los cebones y las " gatas " para recoger la sangre y comenzar el bullicio en la casa.
Había cuatro o cinco gatos " por cada cebón " e igual o mayor número de mujeres.
Antes de llegar la hora de ir a lavar las tripas, el número se reducía y a las once la mañana ya se podía decir " menos perros, menos pulgas ".
Yo me reía cuando mi abuela Fausta decía la frase porque allí ni había perros, ni había pulgas.
- Es una forma de hablar de la tu abuela, decía mi tía Floripe.
Así era el idioma " gatuno " que yo aprendí de niño fuera de la escuela.
Foto Google.com Perro con pulgas.
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