LA SILLA DE LA COCINA
Ifigenio se ha acercado esta tarde de domingo a la casa de Roque para consultarle si debe vender el trigo a la fábrica de harinas o es mejor tenerlo guardado en la panera y esperar " a ver si sube ".
Algunas de las tierras que trabaja Ifigenio son propiedad de Roque.
El " trato " es muy sencillo : Roque pone las tierras y se lleva la mitad del trigo que produzcan; la paja es toda para Ifigenio.
A Genio - así lo llaman en el pueblo desde que nació - le faltaban tierras para sembrar con su nuevo tractor y buscó entre los vecinos quienes quisieran " darle las tierras a cambio de la mitad de la cosecha ", le dice a todo el que quiera saberlo.
A la puerta de la casa de Roque estaba Leonides - Leo le dice la gente - que había acudido a entretener un rato a su amigo de la infancia, " aunque Roque es tres años mayor que yo, porque Roque era de la quinta de mi hermano Gumer y se fueron juntos a la mili al Sahara ".
Yo les pregunto si dejan " algo de trigo en las tierras para que se alimenten las vacas y las ovejas y los marranos cuando llega la rastrojera porque ellos con su estiércol han hecho que la cosecha sea mejor ".
- No, señor, me responde Genio; que el trigo lo necesitamos pa comer y pa pagar los abonos.
- Eso lo hacía yo con las colmenas - le replica Roque. Mire usted, cuando se saca la miel, se deja la mitad de la cosecha en el panal para comida de las abejas. A mí eso me parece bien porque ellas se la han ganado con su trabajo.
Me despido de ellos con un " buenas tardes, señores " y Genio - sentado al estilo " mozo " en una silla baja que ha sacado de la cocina - se quita la gorra de los domingos y la mantiene unos minutos en alto hasta que yo me alejo camino de la Plaza.
Foto pinterest.es
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