miércoles, 17 de febrero de 2021

 EL ROBLE DEL CAMINO LA NAVA






Hace muchos años para ir a La Nava andando o con la burra teníamos un camino que pasaba por la puerta de la tía Amparo y  cruzaba el río Chico.

Si el río llevaba poca agua, lo cruzábamos a pie o saltando de piedra en piedra. Si el río llevaba mucha agua debíamos cruzarlo por el puente del Chapatal, Un puente de palos de madera y terrones. Luego venía la cuesta hasta llegar a la Monte la Rade y pasar junto al roble para llegar a la curva de la carretera.

Más que un roble era un bardón. Era el único que quedaba. Las lumbres y los hornos de masar habían hecho desaparecer las bardas. Aquel bardón, que llamábamos roble, era la orientación para quienes preguntaban por el camino La Nava.

Al llegar la Fiesta de la Peña, las gentes de la Calería, a pie o en burros o en caballos, pasaban por Cereceda camino de la cumbre sagrada.

Yo, que estaba siempre por la carretera, a la que daba la parte de atrás de mi casa, me dedicaba a charlar con ellos y a orientarlos hacia el roble para salir a la carretera y seguir su peregrinación.

Hace unos años quise subir por el camino, pero tuve que desistir y pasarme a las tierras, antes de trigo y hoy de pasto, y salir " como buenamente pude, a la carretera.

A la vuelta de mi excursión mañanera, volví a recordar el antiguo camino y mi intento fué muy complicado. Aquel camino por el que yo fuí muchas veces a Las Lagunejas o a la Casa la tía Odosia o a los Rasos, a la Nava o a la Alberca, a la Peña o a las Hurdes, era hoy un regaderón que el agua había labrado en la tierra y las piedras sueltas.

El bardón había desaparecido pero se habían " levantado hacia el cielo " algunas bardas, antes comidas por las cabras. 

El camino había desaparecido, pero en su lugar había un " incipiente " bosque de robles.

Foto  google.com

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