" SIEMPRE QUE HA LLOVIDO, HA ESCAMPAO "
Esta es una frase de Cereceda que yo la escuché a mi padre muchas veces.
Él la decía en verano y en invierno.
Si al abrir la puerta de arriba del corral se encontraba con una nevada, se " calaba " la gorra y se volvía a la cocina hasta que tuviera que " apajar " las vacas aunque ese día ya estaba perdido porque no iríamos a hoja ni a " gelechos ". Lo más que podíamos hacer era " picar berzas pa las cabras porque hoy el cabrero no toca."
El cabrero acostumbraba ir por las calles haciendo sonar una cencerra y respondiendo a la pregunta de " ¿ pa dónde las sacamos hoy ? ¿ pa la Poza o pa la Esquina ?. Las cabras salían siempre del casco urbano por la carretera hacia la Poza y después por la carretera La Nava hacia el el puente del Chorrero para cruzar el río Chico, o carretera desde la plaza y calle de Cilleros abajo camino del puente Cantería hacia la Sierra.
Cereceda era para las cabras un " castillo medieval con dos puertas, que eran dos puentes : el puente del Chorrero de palos y terrones, y el puente Cantería que era el puente del Camino Zarzoso. Una vez cruzado cualquiera de los puentes, las cabras ya tenían libertad para moverse, deshacer el grupo y empezar a comer los brotes tiernos de las bardas.
Si mi padre decía la frase en verano significaba que la tormenta, que siempre venía de La Puebla, se pasaría y la llegada de la noche y la salida de la Luna anunciaban que al día siguiente podríamos seguir con la siega, con la acarrea o con la trilla.
Había que tener paciencia y esperar porque " siempre que ha llovido ha escampao "
Foto google.com
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