LADRAR A TOCÓN
Tocón es la parte del tronco de un árbol que queda en el suelo y unido a la raíz cuando es talado por el pie.
En Cereceda se habló durante muchos años de los tocones de los robles que había en Valdecarros. Cuando se realizó la roturación de la finca comunal a muchos vecinos les tocó en la " suerte " algún roble, viejo y gordo, que era necesario arrancar con la raíz para sembrar el trigo.
La herramienta para roturar era la espigocha. Se hacía un gran agujero alrededor del tocón y se intentaba con la maza y las cuñas de hierro, rajar el tocón. Algún tocón - mi padre decía alguna tocona - se quedó en la tierra y cada año había que cortar los brotes antes de la sementera.
Entonces se hacía un montón de zarzas, hojarasca y pajas secas, y se le prendía fuego. Así se mataban las raíces y dejaban de molestar los brotes nuevos, pero la " tocona " seguía allí, aunque " muerta ".
En el pueblo todos los labradores - mucho más si eran ganaderos- tenían perro. En su mayoría eran perros carea para las ovejas.
- La carea de Luisito se entretiene ladrando a cualquier tocón que se encuentra pa la Piñuela. No se entera que es un roble muerto y que no se mueve.
Un día me contó el pastor que el perro veía el bulto y pensaba que era un animal, quizás un perro, que estaba agazapado en el suelo, dispuesto para atacar.
- El perro le ladra para que se levante y así calcular él si puede atacarlo y salir vencedor, o si debe retirarse " con el rabo entre las patas." Al final, el perro se da cuenta que no se mueve y entonces se acerca a él y le " mea " encima para demostrar su poderío.
Mi padre usaba la frase cuando alguien estaba enfadado en la fragua y pidiendo al herrero que le hiciera algún trabajo y el herrero ni le escuchaba.
- Estás perdiendo el tiempo. Es como si ladraras a tocón, porque no te escucha, le decía al labrador enfadado y exigente.
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