ENSEÑAR A VOLAR
Recibo un correo de una familia " gatuna " con estas palabras : " Hace unos días pusiste un poema de la madre Teresa de Calcuta. Hoy te envío otro poema para que, si te gusta, lo pongas en el blog. "
Aquí queda el poema.
Todos tenemos una persona a la que recordamos porque nos enseñó a volar.
Yo presumo - y así lo escribo en el blog - de haber tenido muchas personas que me enseñaron a volar.
Para mí es más sencillo decir que yo he tenido un " lugar " que me enseñó a volar. Ese " lugar " fué la taberna de mis padres en la que muchos personajes - que no personas - me enseñaron a volar.
- Me va a echar a perder al muchacho con todo eso que le cuenta, le decía mi madre al cabo Juan, un guardia civil que llegó al Cabaco desde la Raya , la frontera con Portugal.
Pero esas mismas palabras se las decía a los jurdanos, a los portugueses, a los estraperlistas, a los pieleros, a los hojalateros, a los gitanos que vendían burros, a los vendedores de trillos y chinas para entrillar, y a los serranos que vendían aceitunas y carozo , y ... a los " viejos " del pueblo que me enseñaban a jugar a la brisca.
Yo tuve muchos maestros que me enseñaron a volar en la escuela de la taberna.
Pero, sobre todo, tuve a D. Lamberto, mi maestro en los años que fuí a la escuela en Cereceda, que se encargaba de enseñarme los peligros que tenía el volar tan " alto " como los otros " maestros " me enseñaban.
En el camino de mi vida perdura la huella de todos los que me enseñaron a volar.
A todos ¡ GRACIAS !.
Foto google.com
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