LA SARTÉN DE LAS MIGAS EN LA CAMILLA
A mi madre le gustaba hacer migas los domingos para desayunar.
En el colegio de los Padres Claretianos ( Hijos del Corazón de María CMF ) de San Martín de Trevejo donde yo residí durante un año - 1º de Bachillerato - las migas eran plato especial de los domingos.
En las migas se aprovechaba el pan duro, tanto en el colegio como en mi casa.
- Cuanto más duro esté el pan, mejor saben las migas, decía mi madre.
Como yo soy alérgico a los ajos, mi madre las hacía sin ajos hasta la última fase del guiso. Cuando me sacaba la mi parte, entonces le añadía aceite muy caliente con los dientes de ajo abiertos con un pequeño corte.
En un tazón la leche de cabra muy caliente y en un plato las migas.
En la fiesta de San Pablo mi madre preparaba una " sartenada " de migas que ponía en mitad de la camilla de la cocina y de allí todos los comensales, cuchara en mano, iban comiendo. Cada uno a su ritmo, a su velocidad, según el hambre de cada cual.
- Recuerdo un afilador gallego que decía :
-Señora Constantina, tendrá que poner mi ración aparte porque éstos comen muy de prisiña. No falan mientras comen.
Mi padre, sonriendo, le decía, " oveja que bala, bocado que pierde."
Y al llegar la cena, él era el primero en bendecir la mesa y empezar a comer de la fuente, situada en el centro de la camilla de la cocina, las patatas " esbaratás, " sin esperar a que se enfriaran.
Además cada uno seleccionaba el trozo de tocino frito que más le gustase de los que quedaban en el plato al terminar de comer las patatas.
Qué tiempos aquellos en los que las migas y la leche de cabra eran el desayuno del día de San Pablo, el 15 de enero, y las patatas " esbaratás " y el torrezno de tocino frito componían el menú de la cena.
Foto canalcocina.es
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