EN OCTUBRE, el gallinero mucha pluma y pocos huevos
Este refrán lo escuché muchas veces a las " gatas " viejas cuando hablaban de las " sus " gallinas.
Parece que la llegada del otoño - en Cereceda llega muy pronto - traía frío a las gallinas que decidían cuidar su plumaje y abstenerse de poner huevos.
También - me lo han contado hace pocos días - porque al finalizar el verano se quitaban gallinas viejas - ponedoras " agotadas " - y se compraban pollitas que " tardarán dos meses en comenzar a poner ".
Otra razón - que me ha llegado por boca de algún " gato " y de alguna " gata "- está en la visita de la garduña o de la zorra o de " quien se coma las gallinas al atardecer ".
- Como te descuides en ir a cerrar la puerta, la garduña aparece y se las come.
- Como tienes el corral vacío, necesitas comprar pollas - y a veces algún pollo - para que en Navidades tengamos huevos, me dice una señora " gata ", vieja en estas lides de luchar para tener huevos con los que obsequiar a sus familiares de la capital y a sus amigos de los pueblos de " alredor " porque " en algunos no queda ni una gallina ".
- ¡ Con lo bonito que es oír cantar a los gallos al amanecer !, me dice una " gata ".
Los gallos también cantan a medianoche, le recuerdo yo, que mi padre decía que había que irse a dormir y cerrar la puerta de la taberna con el primer canto de los gallos.
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