LAS LLUVIAS DE FEBRERO LLENAN CUBAS, TINAJAS Y GRANEROS.
La cuba es un recipiente para líquidos, grande, de madera, de forma cilíndrica ligeramente abombada en el centro; está formado por una serie de listones arqueados unidos por aros de metal o madera y cerrado en sus extremos por una base redonda de tablas.
La cuba se utilizaba para guardar vino.
En la taberna de mis padres guardábamos el vino en pellejos, hechos con la piel de un animal y protegido en su interior por pez. Yo vi las cubas en las bodegas de la Sierra cuando acudía acompañado de " la burra que sabía latín " a comprar vino a San Martín, Las Casas o Villanueva.
La tinaja es una vasija grande de barro cocido y, a veces, vidriado, mucho más ancha en su parte central, encajada en un pie o aro o empotrada en el suelo, que se usa para guardar agua, aceite u otros líquidos.
En la taberna teníamos dos tinajas : una con aceitunas y otra con vinagre. Las dos eran de barro, hechas en Tamames y yo las conocí siempre en el mismo sitio, empotradas en el suelo que era también de barro. Las dos tinajas tenían una tapadera de madera que el tío Paco, el carpintero del pueblo, había hecho con tablas gordas de roble.
Mi madre tenía una tinaja pequeña, situada en la despensa, en la que echaba el aceite. Esta tinaja se parecía a una olla grande.
El granero era una edificación destinada a guardar la paja y el grano de los cereales. Solía ser una construcción de madera.
En Cereceda el grano - trigo, cebada, centeno - se guardaba en el sobrao y la paja se guardaba en el pajar. Alguna edificación posterior construyó una habitación en la planta baja destinada a panera de cereales y otros usos, almacén de patatas principalmente.
El refrán une las lluvias en febrero con la abundancia de vino, aceite y cereales.
Fotos es.wikipedia.org y google.com
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