EL AJUAR DE LA HORNERA, todo son palas y barrederas.
Este es un refrán que te soltaban las " gatas " viejas aunque se hablase de otro tema y el tal refrán " no viniera a cuento ".
Cuando se hablaba del ajuar de una " gata " casadera siempre se citaban los huertos y linares y tierras que llevaría a la boda junto con churras y ovejas y cabras y hasta algún carro nuevo encargado al carretero de Cabrillas.
Si la " gata " vieja consideraba que ese " capital " era muy reducido soltaba este refrán aunque - así se lo hice ver a mi abuela Fausta - esa " gata " moza no hubiera sido panadera.
Mi abuela decía que muchas hijas lo único que llevarían de ajuar el día de su boda serían las palas viejas que había junto al horno y las barrederas gastadas de tanto barrer el horno.
- Con eso quiero decir que no llevará nada porque ha sido poco trabajadora. No servía ni pa la casa ni pa fuera de la casa, me explicaba.
Las " gatas " de Cereceda tenían que saber ir la río a lavar cuando llegaran de regar en algún linar, o madrugar para lavar porque a media mañana tenían que ir a las Eras.
A esas " gatas " mozas, trabajadoras de sol a sol, sus padres le regalaban todo el ajuar que necesitase en su nueva vida de casada.
Antaño las bodas se hacían en el pueblo.
El muchacho de un " gato " se casaba con la muchacha de otro " gato " y los dos " gatos " decidían el ajuar " agroganadero " que debían llevar el día de la boda.
El ajuar " gatuno " de sábanas y colchas y toallas se convertía en un ajuar de sacos de trigo o un garrapo chico que engordasen para la matanza y alguna oveja paridera y alguna cabra con una chiva.
- Las palas y las barrederas que se mentaban en el refrán, se dejaban para algunas mozas forasteras.
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