Yo tengo perros en mi huerto.
Cuando viene alguna persona a visitarme, mis perros siempre ladran.
Seguramente es tan sólo para avisarme de que tengo una visita.
Si ladran muy enfurecidos, yo le cuento a esa persona que mis perros son muy inteligentes como los perros que había en Cereceda y que vivían por las calles y acudían al veterinario una vez al año, mejor, el veterinario los visitaba una vez al año para " ponerles la vacuna de la rabia ".
Aquellos perros odiaban al hombre que llegaba al pueblo a cobrar la contribución.
Si la estancia se prolongaba y acudía a la posada de mis padres a comer al mediodía, mi padre le preguntaba cómo le había ido la mañana y siempre respondía " la gente bien, pero los perros . . . "
También recuerdo que el señor Emiliano, el cartero de Cilleros y de La Bastida, me contó en más de una ocasión, que los perros sabían si la carta que llevaba a cada casa era con buenas o con malas noticias.
- Hoy la perra no te ha ladrado, me decía una mujer de La Bastida, eso es que me trae buenas noticias. En cambio cuando traía noticias de " pagos que había que hacer " las mujeres y los perros , todos, me " ladraban ".
Yo me reía con esas historias que el señor Emiliano me contaba, y su mujer, la señora Petra, me decía " aunque usted no se lo crea es verdad. Emiliano no quería llevar las cartas con malas noticias. Me las daba a mí y era yo quien las repartía en La Bastida y aquí, en Cilleros ".
Foto pinterest.es
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