LA MÁQUINA DE CORTAR EL PELO
Mi padre volvió un año de la siega -en Villamayor " pegando a Salamanca " - con una máquina de cortar el pelo que se había comprado en Salamanca.
En Cereceda había una barbería que regentaba Ismael Tapia Pérez, pero mi padre pensaba que mi madre - muy mañosa para todo - sería capaz de cortarnos el pelo a los tres hombres de la casa.
Desconozco cuánto le costó, pero debió ser una cantidad importante dentro de sus cálculos de ahorro, porque en Cereceda se le pagaba al barbero en trigo o en cebada.
En la misma caja venía un peine de hierro y otros dos peines acoplables a la máquina numerados con el " 1 " y el " 2 ".
El regreso de los segadores era un acontecimiento y los muchachos y las muchachas esperábamos su llegada porque siempre nos traían regalos.
Recuerdo el año que mi padre me trajo una libreta y un lápiz con los que sustituir mi pizarra y mis pizarrines.
Me los había comprado en una librería que había, me dijo, cerca de la Plaza Mayor.
Otro año mi tío Horacio, que era mi padrino, me trajo una caja de pinturas de la marca ALPINO para que coloreara los dibujos en la escuela.
También recuerdo que a algunos de mis amigos les trajeron peonzas o tirachinas comprados en la Plaza del Corrillo de Salamanca.
Foto pinterest.es
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