miércoles, 23 de agosto de 2023

 PAN DE TRIGO, leña de encina y vino de parra, sustentan la casa







Esta frase la decía mi abuela Fausta que había cocido el pan con leña de encina y había bebido vino de las parras que tenía su tío cura en la huerta del pueblo en el que estaba destinado.

Mi abuela era del Campo Charro donde se cocía el pan con leña de encina.

Le costó mucho - me contó - acostumbrarse a calentar el horno con leña de roble y escoberas.

Un panadero de La Alberca, amigo mío, me enseñaba cada vez que lo visitaba los troncos de encina que tenía preparados pra quemar en el horno de su tahona, a la que yo acudía a comprarle hornazos en mis viajes a tierras albercanas.

- El hornazo hay que cocerlo con el horno caliente con leña de encina, porque da más calor y ese calor dura más tiempo, me explicaba.

En Cereceda siempre se calentó el horno con leña de roble porque en todo el término municipal solamente había una encina, la encina de la Puente San Martín

Era tan famosa que mereció que su foto fuera el almanaque de un año.






El vino de parra " no se parece en nada al vino de las viñas del suelo - me explicaba mi abuela - porque no se maduran igual. En la parra las madura el sol y en las viñas las madura el sol y el calor que se desprende del suelo ".

Yo, que no entiendo de vinos, escribo en el blog la opinión de mi abuela, aunque desconozco si era acertada o desacertada.


Foto  Google.com


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