COMO EL BURRO FLAUTISTA, sonó la flauta por casualidad
El burro flautista es una fábula del escritor español Tomás de Iriarte.
En las partidas de brisca que se jugaban en la taberna de mis padres, había jugadores que " acertaban " al " echar " una carta y entonces el jefe del trío - en la brisca se enfrentan seis jugadores formando dos tríos - ensalzaba entre risotadas la buena jugada que ese jugador había realizado.
Recuerdo que un domingo por la tarde en época de mucho frío y, hasta es posible, que con nieve en las calles, en la camilla de la brisca faltaba un jugador, y, entonces, ocupé yo su lugar.
Ya he manifestado en otros artículos que yo aprendí a jugar a la brisca antes que a leer y a escribir y a reconocer los números, porque todos los " gatos " fueron mis maestros.
En esa partida yo hice una jugada " excelente " y el jefe del grupo - cuyo nombre recuerdo pero no escribo - alabó mi maestría.
Uno de los jugadores del otro trío soltó : " Nachito como el burro flautista ".
El jefe de mi grupo y él " tuvieron sus más y sus menos " y tuvo que intervenir mi padre porque según el mi jefe, me había insultado.
Cuando " las aguas volvieron a su cauce y las cartas a las manos de los jugadores ", yo les recité a todos los presentes en la sala grande de mi casa la fábula del burro flautista que el cabo Juan me había enseñado y, como me había gustado, yo se la había recitado a muchos clientes de la posada porque me la sabía de memoria.
Una fábula, una partida a la brisca y el burro flautista estuvieron a punto de " armar un desaguisado ", dijo el señor Pepe, el marido de la señora Gabina, buen jugador de cartas y quien firmó mi partida de nacimiento.
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