LA LLEGADA DE LAS CABRAS.
Artículo publicado en el nº 8 de la Revista PATALOSO Agosto 2023
Su autor Atanasio Sánchez, " gato " y bloguero.
Cuando llegaba el oscurecer y sonaba el toque de las campanas llamando al rosario, había todas las noches una pregunta a la que la " gente menuda " teníamos que responder " ¿ Han venío todas las cabras ? ".
Si la respuesta era afirmativa, podías irte a la plaza a jugar y a esperar que dieran el último toque para entrar a la iglesia; pero si faltaba alguna cabra, te tocaba recorrer todos los corrales del pueblo en su búsqueda.
En el pueblo algunos dueños de cabras las tenían en el corral con las vacas y la burra, y en un aparte estaban las ovejas y en otro los marranos.
Otros dueños tenían el ganado cabrío en un chicorzo o " corral de las cabras ".
El chicorzo era muy pequeño, menos de 25 metros cuadrados, en el que había una separación para las crías, el chivitero. Allí pasaban la noche una vez amamantadas por sus madres.
Podían dormir con sus madres cuando se los destetaba y se les colocaba el betijo, un trozo de brezo y unas lanas trenzadas, que se le ponía en la boca y hacía daño a sus madres cuando se acercaban a mamar.
Estos chicorzos tenían un tenao en el que se almacenaba heno y servía de protección para las heladas invernales.
Pero todos los chicorzos carecían de luz eléctrica y había que utilizar el farol para ver en su interior a ordeñar, a amamantar y a separar los chivos y las chivas de sus madres.
Si te faltaba una cabra y tenías que recorrer corrales y chicorzos para encontrarla, necesitarías llevar el farol y, por añadidura, las calles estaban " como boca lobo " pues las pocas bombillas que había duraban una noche. Eran blanco de los mozalbetes del pueblo, especialistas en romper bombillas con los tirachinas.
La solución era ir a esperar la llegada de las cabras.
Unas tardes íbamos a la Esquina, junto a la caseta del transformador de la luz, si las cabras habían ido por la mañana " p´abajo ", y otras tardes a la Poza, si las cabras habían ido " p´arriba ".
Todas las cabras se juntaban en la plaza y cada " gatín " se encargaba de llevar a casa las sus cabras.
Cuando estaban todas en el corral, entrabas a la cocina y contestabas a la pregunta que todas las noches te hacía tu madre: " ¿ Estaban todas las cabras ? ".
La respuesta afirmativa significaba que te podías ir a jugar a la plaza hasta que dieran el último toque para entrar al rosario.
Así era el final de cada día - domingos y fiestas incluídos - para nosotros, los gatines, a mediados del siglo pasado.
Foto Google.com
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