" Aconseja cobrar por adelantado y no fiar, porque, si fío, no cobro; si cobro, no todo; pues para no cobrar, más vale no fiar ".
En Cereceda el comercio tenía siempre nombre de " gata ".
El nombre de la comercianta : Paz o Alicia o Josefa o Ima.
La taberna tenía nombre de " gato " : la taberna de Tito, la taberna de Cándido, la taberna del tío Colás, la taberna de Cipri, la taberna de Pepe.
En ambos establecimientos estaba en vigor " el método de venta " a fiado.
Consistía en acudir a comprar sin llevar dinero y pagar cuando se podía.
En los años sesenta del siglo pasado el pueblo comenzó a perder vecinos por la emigración, y la comercianta y el tabernero sacaron la libreta del " fiado " e intentaron cobrar todo lo que en ella tenían apuntado.
Mi padre se " quedó mesas y sillas y cacharros de cocina que llevaron durante años el nombre de la familia a la que le había fiado vino y aguardiente y anís ".
- No nos gustaba fiar pero, si querías vender, tenías que fiar y esperar que la venta de algún chivo o de algún cordero le sirviera al deudor para pagar lo fiado.
- Nunca se hizo caso de la regla de oro del tabernero, me contaron muchas veces Choni y su marido Pepe cuando quitaron la taberna en el Ayuntamiento, aunque " para no cobrar, más vale no fiar ", remataba Choni.
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