LAS OVEJAS Y LA METEOROLOGÍA
Mi padre, que era tabernero y posadero y tenía ovejas. no era meteorólogo.
Como labrador le gustaba adivinar el tiempo que iba a hacer al día siguiente.
Nunca se alejaba de un adelanto de previsión para uno o dos días, porque tampoco necesitaba saber el pronóstico para más días posteriores.
Cuando tenía que sembrar, se conformaba con saber para los dos días que estaría en Valdecarros o para los dos días que necesitaba " para tapar el trigo " en la Monte la Rade.
Igualmente era la necesidad de un pronóstico cuando llegaba la época de la siembra de las patatas.
Con un día para sembrar el linar de la Fuente Castaño de Arriba, otro día para tapar las patatas en las Dos Cerrás y un día para las Canalejas, le era suficiente.
Los otros linares eran tan pequeños que con una mañana tenía suficiente.
Recuerdo que algún año, vísperas de San Marcos, fuimos a sembrar las patatas al Corcino y estaba " amenazando agua ", pero fuimos, las pusimos y, al volver, comenzó a llover cuando estábamos en el Regajo.
Mi padre se fijaba en las ovejas para su parte meteorológico.
- Si las ovejas están tranquilas comiendo el " verde " del huerto del Castaño y comen deprisa, seguro que vienen lluvias, pero si están priscando y no quieren parar en el prao del Chorrero, es que se avecinan cambios en el tiempo.
Hasta ahí llegaba su pronóstico del tiempo con la ayuda de las ovejas.
Estos pronósticos " ovejiles " no podía discutirlos con el tío Manolo el Herrero o el tío Remigio, los vecinos de la calle Larga, porque ni el uno ni el otro tuvieron ovejas, desde que yo me acuerdo.
Para mi padre los dos " gatos " meteorólogos del pueblo eran el tío Santos - Crisantos Neri - y el tío Fael - Rafael González.
A los dos les hacía caso y, si alguien le preguntaba por el tiempo en la taberna, siempre les decía los pronósticos de esos dos " gatos " : según el tío Santos o según el tío Fael . . .
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