EL MAL TIEMPO EN CERECEDA
El mal tiempo era una pesadilla para los " gatos " del pueblo.
Las vacas se quedaban encerradas en el corral porque no eran necesarias en el trabajo y el boyero no tocaba el cuerno avisando que se las llevaba a la dehesa o las paseaba hasta Los Rasos.
Las cabras eran poco amigas del frío, de la lluvia o de la nieve, pero un brazao de tarmas de los frejones las entretenían en el chicorzo y, si era necesario, una lata de las sardinas llena de cebada las animaba a callarse aunque el monte estuviera aquel día un poco lejano. Porque ya se sabe " la cabra tira al monte ".
Eran las ovejas quienes peor llevaban el quedarse todo el día en el corral. Las " parreras " de las alubias o de los garbanzos o de las " garrobas " las entretenían un rato pero enseguida sus balidos y los de corderos y corderas llenaban la casa de " dolor de cabeza ".
Ni siquiera unas berzas o unas hojas de remolacha las reducían al silencio.
Entonces mi padre y mi hermano y yo nos acercábamos hasta el huerto El Castaño y con una hoz vieja quitábamos la nieve de la pared y volvíamos a casa con un haz de yedra.
Otro rato, más bien corto, de silencio, y a esperar que la noche las calmase y al día siguiente las pudiéramos llevar hasta algún prao o algún linar si la nieve se empezaba a derretir.
El mal tiempo que, a veces, se transformaba en muy mal tiempo era un mal dolor de cabeza para los ganaderos del pueblo.
La única solución era el consejo que me ha contado mi amigo Isidro Marcos, GATO 2.017, daba su padre " a quien lo quisiera escuchar " :
- Hay dos soluciones contra el mal tiempo : Una es ponerle una denuncia ante el juez y la otra pegarle dos tiros.
Nunca supe, aunque lo he preguntado, que algún vecino presentara una denuncia contra el mal tiempo.
" Pegarle dos tiros " me parecía mejor solución, porque en Cereceda había muchos cazadores y sus escopetas eran de dos cañones.
A lo peor el tiempo se asustaba de tanto " tiro " y se marchaba " pa los Rasos ".
Foto Google.com
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