MONAGUILLOS Y PRIMERA COMUNIÓN
Con la llegada del mes de mayo, llegan a las parroquias las Primeras Comuniones.
Antaño en Cereceda la fecha elegida era el Jueves de la Ascensión. Uno de los tres Jueves que lucían más que el sol : Jueves Santo, Corpus Christi y el Jueves de la Ascensión.
En mis tiempos de niñez, la Comunión se hacía a los seis o siete años, siempre según las " necesidades de las familias ".
Recuerdo niños que la hicieron a los ocho años por esperar a su hermano o a su hermana.
Para los niños del pueblo el hacer la Primera Comunión significaba que ya te podías apuntar a la lista monaguillos.
Antes eras un aprendiz de monaguillo, alumno del señor Eleuterio el sacristán, que nunca te vestías de monaguillo y que, " como mucho ", te dejaban acompañar a un monaguillo a tocar las campanas.
La Primera Comunión tenía " unida a ella ", la obligación de acudir todos los días al Rosario, a la Misa domingos y festivos, colaborar en el montaje del Nacimiento en Navidad y del Monumento del Jueves Santo.
Pero tenía la recompensa de ayudar a Misa, de " lucirte en las procesiones " que en aquellos " entonces " eran muchas en Cereceda, y engordar tu alcancía, la hucha de cerdito, regalo de las abuelas y comprada en Tamames, con la paga que recibías cada domingo en la cuantía de una perra chica o una perra gorda, y que podía llegar en algún bautizo o en alguna boda a un real o cinco perras chicas.
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