CON LA TAJUELA Y EL LAVADERO AL RÍO ( continuación)
- ¿ Y cómo llevábais la ropa hasta el río ?
La ropa la llevábamos sobre la cabeza dentro de un barreño. Y para que el barreño no nos hiciera daño, porque pesaba lo suyo, sobre todo cuando había que volver a casa con la ropa mojada porque hacía mal tiempo y no la habíamos podido poner a secar, entre el barreño y la cabeza poníamos una rodillera redonda. Eso hacía que se llevara mejor y que no hiciera tanto daño.
¿ Las tajuelas las comprábais o te las hacía alguien ?.
Esa que está ahí me la hizo mi hermano José Manuel, que hacía muchas cosas de madera y muy bonitas. También me hizo un lavadero de madera que llevaba unas rayas para poder frotar mejor la ropa. Normalmente, cuando llegábamos al río, colocábamos unas piedras grandes y lisas para frotar la ropa contra ellas. Pero, algunas veces, cuando llegaba ya estaban ocupadas por otras mujeres, y por eso, yo me llevaba también el lavadero de madera para no tener que esperar tanto porque había otras muchas faenas que hacer en casa. En un brazo la tajuela, en el otro el lavadero, y en la cabeza el barreño con la ropa : así bajaba y subía del río.
Y después de lavar la ropa, ¿ cómo la secabas ?.
Para secarla se ponía la ropa en el suelo con un algo de jabón para que le diera un poco el sol; de esta manera se ponía más blanca. A esto lo llamábamos ponerla a solear. Después de solearla, la volvíamos a lavar y se ponía a secar en las paredes de los prados o de los huertos, o encima de las zarzas si las había y no estaban ocupadas. Todo eso cuando no llovía. Porque, cuando se ponía a llover, teníamos que cargar con toda la ropa mojada hasta la casa.
¿ Siempre ibas a lavar al mismo sitio ?.
No. En invierno íbamos al Periquito, donde está el río Chico, que tenía buenos pozos para poder lavar. Y en verano íbamos a la Puente San Martín, que nos caía más largo. Y como en esa época del año, había poca agua, hacíamos presas para sujetar el agua y que hubiera un poco de profundidad.
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