EL ACORDEONISTA

- Usted toca sin partitura. ¿ Qué mira : las teclas o los dedos ?.

- Ninguna de las dos cosas. Cuando usted me ve con la cabeza " gacha " estoy recordando la música. Yo toco de memoria. Nunca he leído una partitura.

- Pero necesitará ensayar mucho para memorizar la música de una canción.

- No lo crea. Mis dedos van a donde mi cabeza los dirige. Yo " tarareo " la canción y los dedos van solos a las teclas que les corresponde.

- Oiga, ¿ y el abrir y cerrar el acordeón ?.

Eso es la mano izquierda quien lo hace. En un acordeón la mano importante es la izquierda. Esa mano muestra alegría, tristeza, dolor. La gente piensa que lo importante es lo que hace la mano derecha. Pues, para mí, que no. 

- Perdone pero yo soy de los que piensan que lo importante son las teclas.

- Pues, no señor. La mano que expresa mis sentimientos, cuando toco la acordeón, es la izquierda. Con ella abro o cierro este fuelle y lo muevo hacia arriba o hacia abajo. Así canto, lloro o río.

Me quedo en silencio en un intento de adivinar lo que me contará a continuación.

- Verá yo aprendí a tocar el acordeón en un barco ballenero camino de Terranova. ¿ Usted sabe dónde está Terranova ?. Es una isla de Canadá. Aprendí a tocar en las guardias en el mar para no dormirme.

Me despido con un sonoro ¡ Agur, agur !.

- Si usted viene otro día, le contaré las dos técnicas para cazar ballenas, me dice casi a gritos al alejarme.

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