¡ QUE NO VAS A PODER . . . !
¡ Que no vas a poder . . . ! No te desanimes, que yo he visto flores romper el asfalto.
Ya he contado que el huerto favorito de mi madre estaba en la calleja El Castaño, aunque yo nunca conocí ningún castaño en esa zona, pero abundaban los nogales y los endrinos.
En ese huerto, que llamábamos el huerto el Castaño, mi madre tenía las primeras patatas para la cena cuando las patatas viejas, llenas de tallos y arrugadas, era mejor echárselas a los marranos que comenzaban a cambiar de nombre y pasaban a llamarse cebones.
También había un surco, gordo y pegado a la pared del huerto del tío Fael, en el que sembraba los ajos.
Esa calleja estaba siempre llena de zarzas y maleza y tan solo el trozo de la regadera se mantenía con alguna limpieza en la época de regar los pequeños huertos de la zona, con el agua de la Poza.
Entre esas zarzas y esa maleza descubrí un año, atraído por su olor, unas matas de violetas.
Se lo dije a mi madre y ella me " rogó " que no las tocase y que las dejara escondidas entre las zarzas para que vivieran y murieran en el lugar donde habían nacido.
- Todos los años volverán a brotar cuando pase el agua de regar y el olor llenará todo el trozo de la calleja en el que crecen escondidas.
Cuando algo parece que no vas a poder conseguirlo, no te desanimes. Yo he visto crecer violetas entre las zarzas de la calleja El Castaño.
Foto Google.com
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