sábado, 15 de mayo de 2021

 MAYO FRÍO, CRÍA TRIGO; pero si es muy frío. ni paja ni trigo.



Este refrán lo escuché muchas veces en la taberna de mis padres. 

Los labradores del pueblo acudían el domingo, después de comer, a echar la partida a la brisca o al tute, acompañada por un café, portugués y de puchero, y una copa de aguardiente. Allí se hacían " tratos " de venta de churros, de garrapos, de cabras, de ovejas y se arrendaban praos y cercaos para el ganado.

Allí se hablaba también, de llevar las churras a la mejora, esas hierbas que algunos años abundaban en las dehesas de San Muñoz y los " gatos " arrendaban para engordar sus churros y novillas. En Cereceda se " guardaban " los praos para aguadañar la yerba porque la llegada del invierno aconsejaba tener el tenao lleno de heno. El saco de heno adornaba los cuernos de las vacas cuando se iba a sembrar. a aricar o a arar el barbecho. Un saco de heno era la forma de " entretener el hambre" hasta que volvieran al corral y, de nuevo, se apajaran las vacas como se había hecho al amanecer.

En mayo era necesario el frío que hiciera resistente la caña del trigo, que al llegar los días de calor, se veía crecer y espigar.

Pero, si hacía mucho frío o helaba, las puntas de los " trigos " se secaban y aunque lloviera o hiciera sol, no " arrancaban " a crecer. Llegaba junio y estaban " ruínes" y con unas espigas que " daba pena verlos ".

Mayo era el mes de los trigos y las cebadas. Un poco de frío, alguna lluvia, unas horas de sol, y trigos y cebadas " daba gusto verlos."

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Y, si el Cristo de Zarzoso, salía en procesión entre las encinas y las monjas se lo pedían, sería buen año.

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