" LA POZA SE HACE PARA QUE COJA AGUA, pero si no la tapáis, ¿ para qué la habéis hecho ?.
Esta frase se la escuché a mi abuela una mañana que fué a regar a Valcabrero y se enconró la poza vacía porque quien regó antes no la había dejado tapada.
Yo era estudiante en la Escuela Normal de Salamanca, en mi primer año de carrera, que se decía en Cereceda, y le recordé a mi abuela una frase que yo había leído en un libro de Refranes, Dichos y Proverbios, pronunciada por Albert Einstein, " un sabio muy famoso ", le dije :" Un barco está siempre seguro en la orilla, pero ése no es el propósito para el que se construyó." "Abuela, las pozas se hacen para que estén llenas de agua y pueda utilizarse por cualquiera que tenga un linar en la zona y acuda, azada al hombro, a regar."
Mi abuela era " la dueña del agua de Valcabrero " y ponía " firmes a todos los dueños de los huertos a la hora de hacer la poza, de limpiar la regadera y de tapar la poza.
Cuando he acudido en verano al pueblo he recorrido los linares en busca de alguna fuente o de alguna poza, y me he encontrado que el río las ha arrastrado todas, las fuentes están llenas de hierbajos y no se puede uno acercar a probar el agua, cogida con las manos, y he recordado a mi abuela Fausta y a otras mujeres que " mandaban " en el agua de los linares del pueblo en la Mata Sabina, en el Chorrero, en la Isla o en Pundientes.
Para ellas ese agua era vida. Era la sangre que daba vida a los linares sembrados de patatas, de frejones, de alubias, de remolachas o de berzas.
Por eso, las personas mayores no quieren visitar los sus huertos, los sus linares o las sus tierras porque están sin la su poza, sin el su agua, sin la su sangre : están muertos.
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