UNA GATA Y UNA GUADAÑA
Un " gato " que durante muchos años aguadañó los sus praos de Cereceda me envía esta foto : Una mujer con la guadaña y la rastra. Cuando llegaba el mes de mayo, " se guardaban las yerbas." Esas palabras significaban que las vacas y las ovejas dejaban de comer la yerba de los praos para que crecieran y en junio se aguadañaran.
Todos los vecinos tenían que encerrar heno para el invierno. Pero antes había que aguadañar. Y antes, todavía, antes había que preparar las herramientas.
La principal herramienta era la guadaña. Había estado colgada todo el año en el " cuarto de las patatas ". Mi padre la descolgaba, le limpiaba el aceite de oliva que la había protegido de la oxidación y, sentado en el suelo en el huerto de casa, se dedicaba a " picar la guadaña."
Picar la guadaña significaba que poco a poco iría dando pequeños golpes en la hoja de la guadaña con un martillo especial. Ese martillo se utilizaba también cuando se utilizaba la guadaña, porque había que picarla cada tarde y, a veces, también al mediodía.
Luego había que buscar la cuerna, un trozo de cuerno de vaca con su tapón de madera, y la piedra de afilar. La guadaña se afilaba con la piedra mojada en la cuerna. Se ponía agua y unas yerbas en la cuerna. Esas yerbas debían ser milagrosas porque todos los guadañinos las llevaban en la cuerna.
Hacía falta buena muñeca, buena vista y habilidad para afilar la guadaña.
Desconozco si alguna " gata " practicó ese oficio pues en mi memoria ese recuerdo ha desaparecido.
Yo conocí mujeres con el " dallo " en Frúniz y en La Rigada, tras los pasos del marido, del padre o del hermano, aguadañando en las " campas " en mis años de " maisue " en Vizcaya.
Foto google.com
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