CUITADÍN
Guardo en mi memoria con un gran cariño la imagen de un jurdano de una alquería de El Ladrillar, que venía todos los años a vender castañas pilongas.
Mi madre se las compraba para prepararlas " de cena " para el día de Nochebuena.
Era un hombre bajito, algo flaco, con la gorra " calada hasta las cejas " y la mirada escondida en el fondo de sus ojuelos, que casi pedía permiso para sentarse a la lumbre de la cocina.
Le hablaba siempre de usted a mi madre, lo que a mí me llamaba mucho la atención.
- Señora Constantina, si usted me hiciera el favor de cocerme unas patatas para cenar, luego haríamos la cuenta con las castañas pilongas que yo le he vendido.
El jurdano iba vendiendo castañas pilongas por las casas del pueblo hasta terminar los pocos kilos que había traído en el mulo. Además de castañas había traído aceite y miel.
Con las " pesetillas " que había sacado compraba alubias y garbanzos.
- Señora, si usted quiere cambiamos las castañas pilongas por un puchero de garbanzos o de alubias, le decía a las " gatas " que querían comprarle castañas pilongas, pero " mire usted, no tengo dinero."
Mi madre me mandaba acompañarlo a algunas casas para que le compraran alguno de los tres productos, o los tres como hacía mi abuela Fausta.
A mi abuela le gustaba hacer el trueque : " yo le doy de lo que me sobra y usted me da de lo que no tengo ", decía a todos los vendedores que llegaban a la su puerta.
Cuando acababa la mercancía, el jurdano volvía a la taberna, cenaba unas patatas cocidas con nosotros, bebía un vasito de vino tinto que mi padre le ofrecía - " esto no entra en la cuenta ", decía mi padre - y dormía en el portal encima del aparejo del mulo y tapado con una manta.
A la mañana siguiente cuando yo me levantaba, el jurdano ya se había vuelto a las Jurdes con el mulo bien cargado.
Mi padre no le había cobrado por la posada y mi madre le había dejado un fardel, hecho de lienzo, con harina de trigo " como para cinco o seis panes ".
Yo pregunté muchas veces a mi madre por el nombre del jurdano. Mi madre siempre me dijo " es un cuitadín".
Mi padre decía la definición de "cuitadín : " Es un pobre hombre que tiene seis bocas que mantener con media docena de olivos, unas colmenas y los castaños de un cercao en el que mantiene unas cuantas cabras."
Foto google.com Rincón de una alquería de las Hurdes.
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