LOS PIO, PÍO, PÍO . . .
Yuri, GATO 2.019, me envía peticiones y preguntas sobre palabras y costumbres de Cereceda. Algunas las respondo a su correo y otras veces, como hoy, las publico en el blog.
Su pregunta es " en el pueblo de los " gatos " ¿ hay mujeres que crían pollitos desde que nacen ? pues mi madre me enseñó que los gatos comen a los pollitos."
En Cereceda los gatos y los pollitos vivían separados.
Mi abuela se pasaba los primeros días de vida de los " pío, pío " protegiéndolos al igual que hacía la gallina siempre dispuesta a " picar " a quien se atreviera a aproximarse a ellos.
Por la noche los pollitos dormían en el cesto en el que habían estado los huevos bajo las alas de la gallina clueca.
Cuando crecían era seguro que alguno " fracasaría " bajo las patas de alguna vaca o bajo las ruedas del carro.
Si la casa tenía un huerto, algo que en el siglo XVIII tenían todas las casas de Zerezeda, ese lugar era el mejor para " tirarle unos granos de trigo y que se entretuvieran por el día." Además allí podían " picar y escarbar a la búsqueda de lombrices, alimento muy codiciado por las gallinas.
Esos huertos, pegados a la casa, tenían plantadas berzas y remolachas, cuyas hojas eran un atractivo para las gallinas, los gallos y la cuadrilla de píos píos, que se comunicaban unos a otros la noticia de su existencia.
A mí me gustaba ver a esa " tropa " tras la madre por el huerto, pero me daban miedo en el corral ante el temor de pisar a alguno o que la gata " Ceniza " se los llevase al sobrao para comerlos.
Foto pinterest.es
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