COSAS JUNTO AL MAR
Hoy me he sentado a descansar, tras mi andadura matinal por la orilla del Mediterráneo, en el borde de una acera a la que el mar embravecido del invierno ha convertido en un banco. Los pies colgando sobre los cantos rodados de la playa. La playa de El Albir es de cantos rodados.
Al momento se ha sentado a mi lado, en idéntica postura aunque con cierta dificultad, un hombre de los de sombrero de paja.
El " buen hombre " ha comenzado a contarme cosas de su tierra, de su pueblo, de su familia, de su niñez y, al llegar a su profesión, yo le he dicho una frase que me enseñó hace muchos años un amigo baturro : " No diga mentiras que luego tiene que llevar al cura a cuestas."
Los extranjeros y las extranjeras que medio dormitaban en las tumbonas colocadas con " mimo " sobre los chinarros, se han asustado al oír sus risotadas,
Eran las risotadas del hombre de pueblo que escuchó esa frase en su niñez.
- Mire usted, eso lo decía mi madre cuando alguno de mis hermanos mayores o de mis hermanas se inventaba alguna razón de su llegada tarde a la hora de cena. En mi casa la cena era obligada en familia. Una familia numerosa pues éramos siete hermanos más mi padre y mi madre y muchas noches la abuela, cuando el abuelo falleció.
El hombre se ajustó el sombrero, se apoyó en la mano derecha para levantarse y se fué " por donde había venido " entre la admiración y el murmullo de los " tomadores de sol " en la playa de El Albir.
Foto google.com
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