TARDE DE BANDADAS, A OTRO DÍA SIN JORNAL
Es un dicho de Cereceda, que a día de hoy se ha perdido.
Mi padre sabía leer en las bandadas de pájaros el tiempo del día siguiente. Eso lo he aprendido a hacer en las horas que paso en mi huerto cerca del mar.
- Tiene usted que fijarse en los albatros porque son aves muy listas. Según se alejen mucho o poco del mar. así sabrá el tiempo que se aproxima, me dice un viejo pescador al que todavía le gusta vigilar el vuelo de las aves para preparar su pequeña barca y salir a pescar en la bahía de Altea o quedarse en la terraza del bar de Pere, sentado con la pipa en la boca y la mirada perdida hasta el Peñón de Ifach.
Mi padre miraba hacia los Rasos y hacia el Maíllo para adivinar el trabajo que debía programar para el día siguiente. Si adivinaba que haría buen tiempo, sabía que debía madrugar para " apajar " las vacas porque iríamos " a hoja o a gelechos, a arar el barbecho o se pasaría el día en la fragua aguzando las rejas."
El vuelo de las aves ya era estudiado por los griegos y los romanos para adivinar la buena o mala ventura para sus naves de guerra.
Un amigo finlandés me ha contado que los vikingos eran adivinos del mar. Según flotaran los icebergs así salían o se quedaban escondidos en sus fiordos. Eran las aves que se movían sobre los icebergs quienes les mostraban la buena ventura de sus viajes a las costas europeas.
Recuerdo que en la fragua de mi amigo Luís escuché a los que estaban preparando las espigochas para ir a " roturar " a Zarzosillo, " hoy no necesitamos hacer la merienda pa mañana porque las palomas de D. Juan el médico están encerradas en el pajar. Mañana llueve."
" Si la bandada de palomas se queda escondida, mañana no podemos ir a ganar el jornal ", era la queja de los " gatos " de azadón y espigocha, camino del Cabaco y Zarzosillo.
Foto google.com
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