CANDAR LA PUERTA
Yo continúo diciendo " candar la puerta " aunque hace muchos años que mi vida en Cereceda suele ser de pocos días.
Así lo escuché decir a mis padres, a mis abuelos y a los " gatos " y " gatas " de Cereceda.
Hoy me ha llegado una foto en la que se puede ver un excelente " candao " para impedir la abertura de la puerta.
La dueña de esa casa puede decir " yo cando la puerta de la mi casa ", en el supuesto de que la dueña sea una " gata " y continúe hablando el " idioma " de su pueblo.
En Cereceda, lo he escrito en muchas ocasiones, las casas eran de las mujeres, y los corrales solían ser de los hombres.
Recuerdo con un cariño especial " la casa de la tía Amparo " y " el corral del tío Casimiro " cuando en realidad eran un único edificio en el que se encontraban la casa y el corral anexo.
Serafín y el Padre Macías me querían convencer con sus razonamientos : " En la cocina, la parte más importante de la casa, es la mujer quien manda en ella, pero en el corral, cuya parte más importante es la zona de las pesebreras de echar de comer a las vacas, es el hombre quien manda allí.
Yo, ni quito ni pongo dueña o dueño, pero mi casa fué siempre la taberna y la posada de Cándido, aunque la herencia correspondía a Constantina, mi madre.
Foto pinterest.es
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