ESTAR CURADO DE ESPANTO
Espanto y espantarse eran palabras frecuentes en el idioma " gatuno ".
- A Gumersinda - la llamaban Sinda - se le espantó la burra la otra mañana en el Majadal y casi la tira al suelo. La pobre mujer pasó un mal rato y todavía no sabe quién o qué cosa produjo el espanto. El mi marido dice que fué por culpa de algún jabalín que estaba durmiendo entre las zarzas y salió " como alma que lleva el diablo " cuando notó que la burra se acercaba.
A los " gatines " no nos espantaba la noche, acostumbrados como estábamos a movernos por las calles del pueblo, en las que las bombillas duraban, como mucho, venticuatro horas.
Tampoco nos producían espanto las tormentas - troneras en el idioma " gatuno " - porque en verano nos pillaban en las tierras o en los linares. Lo único que hacíamos era tapar las hoces o las azadas para que el metal " no atraiga las chispas " - el nombre de los relámpagos en nuestro idioma.
Cuando alguna gata te echaba un " sermón " como si fuera el cura, cualquier amigo te decía : " A mí ya no me echa riñas porque yo ya estoy curao de espanto ".
Cuando yo tenía que ir a regar al Corcino, le tenía miedo al puente Cantería y a los álamos que había junto a la boca del horno del tejar porque decían que allí se escondían portugueses a dormir o a esperar que el tabernero bajara a recoger la carga de café. Así no tenían que entrar en el pueblo.
Una mañana que mi padre y yo íbamos a acarrear salió de por allí un pordiosero que pedía limosna por los pueblos y que nadie sabía de dónde era ni cómo se llamaba. La novilla se asustó un poco pero la Morucha ni se movió y el carro siguió su camino hacia el Regajo.
. Espantarse: sentir miedo o ponerse nervioso ante una situación determinada.
Foto es.wikipedia.org El puente Cantería sobre el río Yeltes
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