¡ QUÉ MÁS QUISIERA EL GATO QUE LAMER EL PLATO !
La primera vez, que yo recuerde, que escuché este refrán fué en el Chapatal en el nacimiento del camino La Nava.
La " gata " que lo decía a otras dos mujeres se llamaba " la tía Amparo ".
Allí, parada, estaba comentando una noticia del domingo con otro " gata " y con una " gatina " moza que era quien había llevado la noticia.
" Gata " y " gatina " se dirigían al Periquito a lavar la ropa como cualquier otro lunes del año y se habían encontrado con la tía Amparo, que vivía en una casa levantada a mitad de camino entre la carretera Ciudad Rodrigo y el Periquito.
La tía Amparo - a la que yo siempre llamé la señora Amparo, la mujer del señor Casimiro - era la encargada de preparar los banquetes de bodas que se hacían en Cereceda.
Aquellos banquetes en los que el novio era del pueblo, sin que influyera en esa " tradición " el lugar de nacimiento de la novia.
- Ayer por la tarde estuvieron paseando juntos por el Chapatal el muchacho del tío Lucas y la muchacha de Remedios, decía la " gatina ".
La señora Amparo, no se anduvo con " remilgos " y le soltó sonriendo " ¡ Qué más quisiera el gato que lamber el plato ! ".
Que así se decía en el idioma " gatuno ".
Significado : Deseo de la " gata " de que ese " gato " se casara con ella.
Foto Constantino González Macías
Donde están las señales de tráfico nace el camino La Nava y es el lugar en el que se desarrolló la escena del artículo.
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