ENCISCAR 

   

. Provocar intencionadamente conflictos, altercados o reyertas mediante el uso de la palabra.

D. Lamberto, el maestro de la escuela unitaria de niños de Cereceda, tenía que escuchar esa palabra muchos días al terminar el recreo.

- D. Lamberto, Juanín y Pedrín se han peleao en el recreo y a Pedrín le ha salido sangre de la nariz.

D. Lamberto se tomaba muy en serio las peleas de los niños de cinco años, los más pequeños de la escuela. Cuando iba a preguntar cuál había sido la causa de la pelea a ambos contendientes, aparecía siempre la voz de algún niño mayor para dar la explicación.

- Es que  Ruperto le ha pisao la canica a Pedrín y la ha acercao a la de Juanín, y como le tocaba tirar a él pues le ha acertao al guá. Y toos los mayores los han enciscao pa que se pelearan, Y se han peleao tirándose de los pelos hasta que Pedrín se ha caído al suelo y ha sangrao de la nariz.

D. Lamberto llamaba a los chicos mayores y los castigaba una semana sin recreo haciendo cuentas de dividir en la pizarra.

- Además os pondré deberes especiales para casa. Así vuestros padres sabrán que habéis cometido algún delito y os castigarán ellos también.

El verbo enciscar se conjugaba casi a diario en el campo escolar, en la plaza y hasta en La Esquina a la espera de la llegada de las cabras.

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