CON LA NOVILLA A LA FERIA
La feria de Tamames era el lugar " normal " de compra y venta de ganado para los vecinos de los pueblos de alrededor.
Los " gatos " llevábamos a ese pueblo los churros a vender porque las churras se esperaba a que fueran novillas para probarlas con el arado o con el carro o con el trillo.
Si la novilla era noble y se movía bien con el yugo el dueño se la quedaba y vendía una de las vacas viejas para carne.
Recuerdo que había personas de algunos pueblos que llevaban las novillas atadas con una volvedera y sabían manejarlas " como si fueran corderas ".
Una vaca que estuvo muchos años en la " boyá " de Cereceda se llamaba Cordera porque su dueña decía que era más mansa que una cordera, la cría de la oveja.
Las mujeres acostumbraban huir de la feria para que fueran los hombres - su marido o sus hijos - quienes vendieran el ganado.
Al llegar la época de la emigración - en Cereceda a partir del año 1.960 - , las " gatas " aprendieron a vender el ganado y comenzar a pensar " en seguir los pasos del marido, coger los críos y abandonar el pueblo para buscar una vida mejor ".
" Gatas " hubo que lloraron al vender sus ganados y " tener que irnos a buscar una vida mejor para los hijos ".
El tiempo, el trabajo y la fuerza de voluntad los convirtieron en emigrantes enraizados en los pueblos o ciudades a los que un " buen o mal " día tuvieron que emigrar.
Foto Pinterest.es
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