" NO HAY NINGÚN RÍO SIN PUENTE . . . "
No hay ningún río sin puente,
ni camino sin vereda,
ni vereda sin parada,
ni parada sin su venta.
Copla
En Cereceda - un pueblo con dos ríos y bastantes regatos - había abundancia de puentes. Por tanto, la copla se escribió pensando en un pueblo que carece de puente, " porque carece de río " que diría mi amigo Catín a quien le desagradan sobremanera los pueblos sin río.
Mi amigo, enamorado del teatro de Lorca, se sabe de memoria algunos trozos de La casa de Bernarda Alba :
LA PONCIA . - " Es así como se tiene que hablar en este maldito pueblo sin río, pueblo de pozos, donde siempre se bebe el agua con el miedo de que esté envenenada " .
Acto I La casa de Bernarda Alba Federico García Lorca
A mí me gustan las veredas mucho más que los caminos.
Las veredas son sendas estrechas por las que se debe marchar en fila india y que suelen servir para acortar las distancias.
La vereda es siempre mi favorita y la favorita de las cabras y de los jabalíes.
En todas las veredas hay un momento en que se debe parar el viajero por diversas razones : una piedra gorda que interrumpe el paso, el cauce de un regato o la bifurcación o trifurcación de la vereda. Ahí el vereante debe detenerse y elegir la vereda a seguir.
La equivocación le puede " salir cara " como ocurre, si vas caminando a la Peña y te pierdes en las veredas tras pasar el Casarito.
Lo mejor de la vereda es el llegar a una venta.
Una venta era un lugar de parada en el que había una taberna o un mesón o un lugar de comidas.
A orillas de la Peña Jituero se encontraba la Venta del tío Duardo ( Eduardo ) en la Calzada Real, donde se podía hacer " parada y comida y descanso ".
Una piedra recuerda el lugar exacto donde estuvo esa venta.
Foto Google.com Una venta en la Ruta de don Quijote
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