domingo, 31 de julio de 2022

" ESPERANDO A QUE LA MI MUJER ME LLAME PA COMER "





Es una frase del idioma " gatuno ".

En el pueblo cuando los " gatos " volvían del trabajo, se sentaban a la puerta de casa, en la calle, sobre alguna piedra o sobre el machadero a esperar que la su mujer lo llamara para comer.

El tío Juan ha cogido una piedra de la pared del huerto y se ha sentado en ella.

 La pared del huerto se está cayendo o está medio caída pero hoy el tío Juan no piensa gastar " fuerzas " en levantarla porque ya no tiene ovejas ni corderos, ni necesita meter allí los garrapos chicos a retozar al sol cada mediodía.

Y las gallinas que tenía la su mujer , " unas se han muerto de viejas y otras se las regaló a su prima Nicandra ".

Antes en ese huerto se alimentaban las gallinas picoteando el trigo que les echaban en el suelo y buscando lombrices junto a los troncos de los árboles.

La espera de la comida, decía mi padre que tenía un peligro  : te podías amodorrar y pegar con la barbilla en las rodillas.

A mi padre le gustaba echarse la siesta en toda época del año. Una siesta tranquila en invierno, intranquila en primavera y otoño, y tumbado a la sombra del carro o bajo los cuatro palos de roble y " los ramajos de lo que hubiera " en las Eras o en el Teso durante el verano.

Eso sí, nunca le vi renegar a mi padre porque la comida no estuviera a su hora.

Desconozco cuál era esa hora. Pero como mi padre no tenía reloj, esperaba, sentado a la puerta de la su casa, hasta que mi madre nos llamaba " pa comer ".


Foto  pinterest.es

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