martes, 17 de enero de 2023

 ESA ESCALERA ME GUSTA






En todos los corrales de Cereceda había una escalera como la escalera de la foto. Era la escalera chica. La escalera grande era la que servía para subir al " tenao " de la paja y del heno.

Mi padre la llamaba  " la escalera de las gallinas " porque las gallinas se subían a las bardas del corral por una escalera como ésa.

Cuando realizamos las obras de restauración de la iglesia del pueblo, me encontré una escalera de " las gallinas "  para subir a la tribuna.

Ya he contado que yo subía rezando para que resistieran mi poco peso los peldaños de madera y, el descenso lo hacía siempre marcha atrás.

Exactamente igual hacía en la iglesia para subir y bajar de la tribuna. Subía agarrándome a los pasos o peldaños y bajaba marcha atrás porque no había barandilla.

Algunas escaleras tenían trozos de soga atados para mantener paralelos los dos palos en los que se habían hecho los agujeros de los peldaños.

Esos trozos de soga de las de atar los haces cuando se acarreaba eran gordas y fuertes pero el calor hacía que muchas veces se rompieran y de pronto te encontraras en el suelo.

Hoy tengo en mi huerto dos escaleras de aluminio para alcanzar algunos frutos de los árboles y para realizar cualquier trabajo sobre las paredes del huerto. Estas escaleras se resbalan porque  han perdido, tras romperse, los apoyos de plástico que tenían al salir de la tienda.

Estas escaleras " me dan más miedo " que las escaleras de madera de roble, con peldaños hechos de bardones, atadas con trozos de las sogas de acarrear.

Yo soy de pueblo y me entiendo mejor con las " cosas de pueblo " que con los " alantos ", que decían y dicen las " gatas " de Cereceda.


Foto  pinterest.es



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